El kitesurf es un deporte que garantiza siempre espectáculo y esto se pudo comprobar en la Copa del Mundo de Big Air que se celebró en las aguas de Le Barcarès en Francia. Treinta y seis participantes ofrecieron sus mejores saltos y trucos para intentar convencer a los jueces y conseguir el título mundial.
Los vientos racheados predecían una auténtica batalla sobre el mar y el cielo francés. Los criterios para obtener una mayor puntuación eran conseguir una mayor altura y amplitud, junto con la dificultad técnica y un aterrizaje limpio.